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¿Por qué se inclinan las torres más bellas del mundo?

La torre del Big Ben en Londres tiene medio metro de inclinación. Otro tanto le sucede a la Torre de Pisa. En esta nota, el doctor Ricardo Ambrosini, investigador independiente del Conicet y docente de la UNCuyo, explica las causas de estas inclinaciones.



El ícono de Londres se desvía un milímetro por año debido a la construcción del subte cercana. La también conocida como la Gran Campana de Westminster, construida en 1858, podría padecer, aunque mucho más joven, las mismas consecuencias de la torre de la ciudad toscana de Pisa.

La construcción del campanario para la catedral de la ciudad de Pisa se encargó al arquitecto Bonanno Pisano hacia el año 1173, quien propuso erigir un campanario en forma de columna y separado de la iglesia.

La torre tiene 55 metros de altura, pero sus cimientos sólo tienen 3 de profundidad. Inmediatamente después de que se empezara a construir, el suelo empezó a ceder. Eso ocurrió en el mismo año de su construcción (1173), y desde entonces el suelo ha estado cediendo lentamente.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que esas estructuras, en general, se diseñan para el momento 0, el de la inauguración, y no se tiene en cuenta que en el transcurso del tiempo, al igual que los seres humanos, las estructuras se deterioran, sufren distintas patologías, enfermedades.

Por eso actualmente dentro de la Ingeniería Estructural se crearon subdisciplinas como Salud Estructural y hasta Patología Estructural.

Si se habla de enfermedades de las estructuras, se observa que las partes que son de acero sufren corrosión mientras que las de hormigón se degradan con el transcurso del tiempo.

Por eso podemos decir en líneas generales que hay tres factores que afectan a las estructuras.

“Uno es el mal diseño inicial o error de diseño como la Torre de Pisa. La fundación era inadecuada, poco profunda, que hizo que, a lo largo del tiempo sufriera la inclinación, porque es el suelo el que padece deformaciones diferenciales por ese error inicial”, explica Ricardo Ambrosini, especialista en ingeniería de estructuras en el Instituto de Mecánica Estructural y Riesgo Sísmico de la Universidad de Cuyo.


Otro error es el famoso Millenium Bridge de Londres. Se trata de un puente colgante, peatonal y fabricado con acero que cruza el río Támesis, abierto en junio de 2000 y cerrado a los dos días debido a las vibraciones producidas por el paso de la gente.

Pero hay otro factor a tener en cuenta al momento de analizar las estructuras, y es el cambio de condiciones en el tiempo. Las condiciones que eran determinadas en el momento en que se construyó pueden cambiar. “Un ejemplo puede ser el de un edificio destinado para una función que después se convierte en una biblioteca: las cargas que tendrá que soportar son mayores a las pensadas inicialmente”, dice el investigador del Conicet.

También hay cambios debidos a la acción del hombre, como en el Big Ben, en el que si bien su daño no es en principio preocupante, debido a que en las cercanías se está construyendo el metro, la misma excavación en el suelo trajo como consecuencia una leve inclinación en su estructura.

Por último, los factores que alteran ciertas construcciones son los eventos externos como los terremotos o tornados. “En general está alguno de estos tres factores. El primero afectó Pisa y el segundo al Big Ben, aunque en una mínima medida”, analiza el investigador.

En Pisa, fue importante la intervención de especialistas en Salud Estructural que pudieron remediar en parte el problema de la torre.

En un momento se cerró la entrada de personas aunque en realidad la carga ocasionada por las personas era relativamente pequeña. “Como la estructura estaba cerca del colapso fue más por seguridad de las personas y no tanto de la estructura”, asegura Ambrosini.

Inclusive una de las acciones que se tomó para remediar y disminuir paulatinamente la inclinación fue colocarle toneladas de plomo del lado que estaba inclinándose, aunque no cambió mucho el problema.

La solución final que adoptaron y ahora ha logrado estabilizarla fue algo muy sencillo, aunque complicado de materializar. Se hicieron perforaciones en el lado opuesto a la inclinación, y esto hizo que cambiara las condiciones del suelo y tendiera a ceder. “Esto logró disminuir el grado de inclinación y la buena noticia es que la torre de Pisa actualmente esté estabilizada, por ahora el Big Ben no corre peligro”, concluye el especialista.