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El sector del turismo ya se maneja con un dólar paralelo

Royal Caribbean, una de las más importantes operadoras de cruceros del mundo, cotizaba el lunes los paquetes que les vende a las agencias argentinas a 4,80 pesos por dólar . Ayer bajó el precio a 4,30. Pero su competidora Freeway lo ofrecía a 4,36. "Nosotros lo cobramos a 4,33 hoy, pero lo revisamos todos los días", contestaron en RWC Cruceros, consultados a su vez sobre otro viaje al Caribe. Las aguas están revueltas y no precisamente por tiburones o huracanes: como consecuencia de las restricciones cambiarias, el sector turístico argentino ha decidido eludir al dólar oficial, que ayer cerró a 4,28 pesos en el microcentro, y ofrece sus productos a cotizaciones propias que, ayer, oscilaban entre 4,33 y 4,45 pesos.

No se trata esta vez de conspiraciones. Más bien de dudas y dificultades específicas que empezaron hace diez días, tras la resolución conjunta del Ministerio de Economía y la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) destinada en sus postulados a combatir el lavado de dinero. Algunas agencias, principalmente las más chicas, están pidiéndoles a sus clientes que no paguen en pesos. "Solamente dólares o euros", confirmaron a LA NACION en Colonial Turismo, operadora de Salta. La razón es que las firmas mayoristas les venden los paquetes en moneda extranjera y todo el sector minorista podría, como cualquier individuo, encontrarse con dificultades para adquirir divisas. Para las agencias grandes es más fácil.

Las nuevas medidas caen pocos días antes del comienzo de la temporada alta. Una desafortunada coincidencia que provocó cierta desaceleración en las ventas. En el sector esperan que sea transitorio. Pero clientes que tenían reservas telefónicas prefieren, en algunos casos, esperar a la semana próxima hasta conseguir dólares o tener las cosas más claras.
"La venta ha caído en todas las agencias por la restricción cambiaria y la imposibilidad de conseguir la cantidad de dólares en el mercado al tipo de cambio oficial para hacer frente al pago de proveedores -dice María Alejandra Ortiz de Zárate, directora de Administración y Recursos Humanos de la agencia TIJE Travel-. La cantidad que se consigue es mínima contra los pagos que se realizan por servicios en dólares. Sin embargo, las agencias están tomando diferentes políticas: las que no tienen más dólares y ya tienen su cupo de compra de divisas del mes cubierto, están pidiendo dólares a los clientes. En TIJE estamos tomando ambas monedas sin restricciones. No hemos cambiado nuestra política, ni estamos limitando la venta a la cobranza en dólares".

La mayor parte de los empresarios prefiere ser prudente. En primer lugar, porque confían en que el Gobierno flexibilizará el acceso en los próximos días. Fabricio Di Giambattista, presidente de la Asociación de Agencias de Viajes y Turismo de Buenos Aires, dice que no hay menos actividad sino, en todo caso, demora en algunas transacciones. "No advertimos que caigan. Estamos con mucho trabajo. Sí, algunos clientes esperan a la semana que viene. Hay retraso en la operatoria de cobro", sostiene, y agrega que juzga entendible que sus pares cobren los paquetes a 4,40 pesos por dólar, "pero no más que eso", porque muchas compras con tarjeta de crédito se concretan a los 40 días. "Y no se sabe a cuánto va a estar el dólar en ese momento", concluye.

En realidad, la incertidumbre está más en los precios de los hoteles y lo que el sector conoce como "servicios terrestres" que en los pasajes, que siempre se cobraron en pesos. El avión es, en promedio, un 50% del costo de un viaje al exterior.

Así, el comportamiento del turismo parece formar parte del comienzo de una ampliación del mercado informal de cambios argentino. El dólar del sector, con sus oscilaciones, se ubicaba ayer a mitad de camino entre el oficial (que se obtenía en las casas de cambio a 4,28 pesos para la venta) y el del circuito ilegal, más conocido en la plaza como paralelo, blue o negro, que cerró a 4,70 pesos.

El Palacio de la Paz, en La Haya


En este pintoresco edificio con aires de castillo de cuento, rodeado de un inmenso jardín, funcionan algunas de las instituciones internacionales más importantes. Hablamos del Palacio de la Paz, en La Haya.

En este espléndido edificio funciona la Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas, la Corte Permanente de Arbitraje, la Academia de Derecho Internacional y la mayor biblioteca del mundo sobre el tema.

En 1899 se estable la Corte Internacional y a partir de entonces se busca un lugar físico que sirva para unir las diversas actividades. Como siempre, el problema era conseguir fondos. Y para ello se tentó durante un tiempo al magnate americano Andrew Carnegie que finalmente cedió el primer millón y medio de dólares (de 1903) para iniciar la construcción del Palacio que se inauguraría en 1913.

El Palacio de la Paz puede visitarse sumándose a alguna de las visitas guiadas que se ofrecen de lunes a viernes a las 10, 11, 14 y 15 horas (y alas 16 horas en verano). Es la única forma de poder visitarlo ya que no se autoriza la entrada individual. Las visitas cuestan 5 euros (3 euros los menores de 13 años) y deben reservarse con anticipación por mail (guidedtours@carnegie-stichting.nl). Se dan en inglés, holandés, francés y alemán.

Si te apuntas a las visitas de las 11 y 15 horas, también incluye la entrada al Museo de la Paz y en total, en este caso, te llevará un poco menos de 2 horas. La visita sola dura unos 50 minutos pero en ella no pasarás por los calabozos donde esperan su turno los tiranos y genocidas, ellos se encuentran en otro edificio en La Haya, más moderno y menos glamuroso.

Isla de Bréhat, Francia



En plena primavera, tuve la oportunidad de conocer la isla de Bréhat, en la costa de la Bretaña en Francia. En el mejor momento, cuando la “isla de las flores” despliega todo su encanto, pude recorrer este pequeño rincón, reservado a los amantes del slow travel o viajar lento.

En Bretaña encontrarás mucho pueblos y ciudades cuyos nombres comienzan por Plou que originalmente significaba “iglesia” o “pueblo”. Para visitar la isla de Bréhat deberás llegar hasta uno de ellos Ploubazdanec y desde su pequeño embarcadero, tomar un barco que en apenas 15 minutos te cruzará hasta la isla.



La llegada al embarcadero de la isla nos anticipa lo que nos acompañará durante el recorrido: casas señoriales, con magníficos jardines impecables entre los quiebres del terreno. En la Isla de Bréhat no están permitidos los vehículos a motor por lo que a partir de aquí debes confiar en tus pies o en una bicicleta. Este es el medio de transporte más usado y hay un par de lugares que por unos €5 euros te alquilan una bici con la cual podrás dar una vuelta completa a la isla en un par de horas. Así lo hice.

Entre calles de piedra se adivinan jardines a uno y otro lado: hortensias, agapantos, calas, rosas, rododendros, rosas chinas. Enormes arriates, grupos de arbustos y pequeños bosquecitos que marcan los límites entre las propiedades, a cual más prolija y encantadora. Así, pedaleando arriba y abajo de las lomas de la isla, llegamos a la “plaza” donde se ubica una de las iglesias de la isla.


Hablo de la Iglesia de Notre Dame, que data del 1651. En su portal se encuentran los nombres de todos los vecinos de la isla que perdieron su vida en batallas durante las Guerras Mundiales. Para acceder a la iglesia, por un costado, hay que entrar previamente al cementerio.

Pero no te detengas y sigue pedaleando conmigo. Nos queda subir al punto más alto de la isla para visitar la capilla de San Miguel edificada a mediados de siglo XIX en la cima rocosa de una colina. Desde su posición puedes tener una vista de 360 grados de toda la isla y sus innumerables calas. Esta capilla simple reemplaza a una más antigua que sirviera de de refugio a más de uno en las idas y vueltas revolucionarias de la historia francesa. La capilla actual, pequeña y blanca, está dedicada al santo y a los marineros.

Tómate un descanso para observar en detalle la Isla de Bréhat desde esta altura. Cuando bajemos, cruzaremos hacia la isla más pequeña para llegar al Finisterre bretón, para luego continuar descubriendo rincones antes que zarpe nuestro barco de regreso a tierra. Continuará...

La futura Reserva de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo


La vida de un lado y otro del Estrecho de Gibraltar tiene grandes diferencias, y también grandes similitudes. La Naturaleza nos regala escenarios, flora y fauna con muchos puntos en común. Esta es la base para planear la futura Reserva de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo.

Esta reserva está impulsada por el gobierno de Andalucía y el de Marruecos para proteger el medio ambiente y la biodiversidad del entorno “del Estrecho”. Reúne además, dos reservas como son la de Grazalema y la de Sierra de las Nieves. De este modo, el ámbito geográfico de la citada Reserva abarca algunos de los espacios naturales más emblemáticos de las provincias de Cádiz y Málaga, así como de las cuatro provincias de Tánger, Tetuán, Larache y Chefchaouen en el norte de Marruecos.

Una superficie total de 907.187 hectáreas, de las cuales 423.535 corresponden a la parte española, 470.600 a Marruecos y unas 13.050 hectáreas a la franja marina que separa los dos continentes. La riqueza natural compartida entre ambas orillas proviene en gran medida de la posición de frontera zoológica y ruta migratoria entre los continentes europeo y africano, y que determina el enriquecimiento en especies ya sea de paso o las que llegan aquí para anidar estacionalmente.

Entre las especies de fauna, en la zona marroquí destaca la presencia de 40 especies de mamíferos entre los que destacan el jabalí y la nutria, comunes en ambas orillas, además del mono mago. Se han identificado un total de 117 especies de aves nidificantes con distintos grados de amenaza como el alimoche o el águila real. Entre los reptiles existe una gran riqueza de especies de serpientes y tortugas, concentrando la zona norte de Marruecos un 50 por ciento de los anfibios del país.

Una navidad especial en Weimar, Alemania


¿Sabíais qué el primer árbol de Navidad se erigió en Weimar, Alemania? Aunque parezca mentira cuando nos queramos dar cuenta volveremos a estar en navidad. Si queréis pasar las próximas de manera especial y muy tradicional os recomiendo viajar a Weimar.

Allá por el año 1800, en la noche antes de Navidad, un hombre llamado Johann Wilhelm Hoffmann decidió hacer algo especial para animar a los niños pobres de la ciudad. Para ello colocó un árbol con adornos frente a su tienda que se encontraba en la plaza del mercado.

Finalmente la atración fué admirada no sólo por los niños y con el pasar de los años aquella manera de alegrar la navidad se convirtió en una tradición en la zona.

A partir del próximo 24 de noviembre y hasta el 22 de diciembre se celebra en el mercado de Weimar este momento mágico de la historia de la navidad. Durante este tperido, el centro de la ciudad está iluminado por pequeñas luces, el aire huele a frutos secos tostados y al recién horneado pastel Stollen.

Los visitantes del mercado pueden comprar artículos de artesanos y comerciantes, cascanueces y otros personajes tallados en madera, cristalería, juguetes de diferentes partes de Alemania. Además habrá una pista de patinaje sobre hielo, el típico vino caliente, y por supuesto, un árbol de Navidad, todo ello acompañado de tradicionales villancicos.